miércoles, 18 de diciembre de 2019

El antiguo templo de La Cruz, de los mejores de la Nueva España

Siempre fue un referente popular, principalmente de las comunidades indígenas, por el boato de su fiesta religiosa, la realización del Mitote y concentración de danzantes

CELAYA, GTO.- El antiguo templo de La Cruz o Santa Vera-Cruz, que estuvo ubicado en las calles de la Cruz y Mesones (hoy calle Morelos, en el extremo sur de la Calzada Independencia), fue un referente destacado para los celayenses por casi 239 años, principalmente para las comunidades indígenas de los alrededores de la ciudad, quienes organizaban una de las fiestas religiosas más vistosas y de mayor convocatoria regional por la representación del “Mitote” y la concentración de danzantes.


Vista de la calle Morelos en la actualidad y cuando existía el templo de La Cruz.

Por su esplendor arquitectónico, al templo de La Cruz se le comparaba con otros de la nueva España, siendo parte del conjunto de edificios religiosos del centro de la ciudad, que destacaron en los siglos XVII, XVIII y XIX, con el templo de San Francisco, el templo de la Virgen del Cordón (hoy Catedral) y la Tercera Orden, junto al cual se erigía el templo de la Cruz, además de las 14 capillas del Viacrucis, que construyó Tresguerras en este mismo espacio, que también albergaba el panteón.
La festividad de la Santa Cruz, el 3 de mayo, inició muchos años antes, según narra el historiador José Antonio Martínez Álvarez, citando la Historia de la Ciudad de Celaya de Don Luis Velasco.
LA FESTIVIDAD Y EL MITOTE


TÓPICO: arquitectura religiosa; decoración arquitectónica; decoración y ornamentación religiosa; arte y simbolismo cristiano; pintura de caballete; artes plásticas; escultura; imágenes religiosas; mobiliario y accesorios religiosos es lo que existe en el registro del templo de La Cruz, de Celaya. (Colección Guillermo Kahlo – Fototeca Nacional).

La festividad iniciaba ocho días antes, la cual requería de varios preparativos de los encargados, que iniciaban con “la elección del Capitán, Alférez y Sargento, organizando con ellos una compañía de milicias al estilo de España, que tenía por cuartel, la casa del Capitán; quien, por contribución, hacía todos los gastos ordinarios. Durante todos esos días, que eran los del novenario, había alarde de la compañía, disparándose muchos tiros de mosquetes y arcabuces en los desfiles; y la víspera de la celebración, por la tarde, se repartía el escuadrón en hileras, con el orden practicado en las milicias; marchando así todos para la iglesia, sin dejar de disparar sus arcabuces y mosquetes a costa del Capitán, que era el que repartía la ración de pólvora gastada durante los días que duraba la fiesta”.


CELAYA, GTO.- Al fondo el altar principal del templo de La Cruz en el centro de la ciudad.

CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO DE LA CRUZ
“La devoción que la originaba dio motivo para que se construyera un templo llamado “La Cruz” que todavía hace un lustro se levantaba en la esquina de la calzada de la Independencia y calle de Morelos. Dicho templo fue construido el año de 1695 con la cooperación de los indios, por el Doctor Don Francisco Puente y Arámburu, celoso sacerdote que, habiendo nacido en la villa de Celaya, estuvo estudiando en su juventud en los colegios de San Ildefonso y Santa María de los Santos de México, hasta graduarse de Doctor en Teología, en la Universidad de la misma capital; y siendo después Cura y Juez Eclesiástico de la villa de San Miguel el Grande, “erigió en su tierra la capilla de la Santa Cruz o Santa Vera-cruz.


CELAYA, GTO.- Composición fotográfica de elementos actuales y anteriores, con el templo donde se ubicaba.

DOTACIÓN DE RECURSOS
Para servicio de esta iglesia, su promotor la dotó de catorce capellanías. “Con esto, el templo de ‘La Cruz’ fue uno de los más ricos de Celaya, pues tenía de principal $103,950.00; de los cuales estaban dedicados a subsidios $6,350.00; además de que gozaba de la propiedad, llamada ‘Hacienda de pan llevar’, cuyos productos y los réditos del principal, se invertían en los gastos del templo, salarios del padre Sacristán y del Administrador, la manutención de catorce capellanes que lo asistían, el estipendio de tres mil cien misas anuales que allí se celebraban y la dote cada año de dos huérfanas, a las que se beneficiaba así para que pudieran tomar estado”, como también lo hacía El Beaterio, según se cita en otra parte de la Historia de Celaya de Don Luis Velasco.


TÓPICO: arquitectura religiosa; decoración arquitectónica; decoración y ornamentación religiosa; arte y simbolismo cristiano; pintura de caballete; artes plásticas; escultura; imágenes religiosas; mobiliario y accesorios religiosos es lo que existe en el registro del templo de La Cruz, de Celaya. (Colección Guillermo Kahlo – Fototeca Nacional).

DECAIMIENTO DE LAS FIESTAS
La cita continua destacando que “las fiestas de la Santa Cruz, que se celebraban con mucho boato, fueron decayendo, hasta extinguirse en los años de la lucha por la Independencia, en que fue abolido definitivamente el ‘alarde’ o ‘mitote’ de guerra que hacían los indios, por las autoridades militares de la colonia, en previsión de un posible levantamiento de los naturales armados para la fiesta, que fueran luego a engrosar las filas de los insurgentes; pero siguieron verificándose las vistosas danzas que también se organizaban entonces, y que, como una reminiscencia de aquellas, aunque no con todo el boato de aquellos tiempos, hemos conocido en nuestros días, sobre todo en el barrio de Tierras Negras, donde se siguen acostumbrando en las fiestas titulares del mismo barrio”.


CELAYA, GTO.- Vista de frente, en el lado izquierdo se ve una parte de la barda del templo de La Cruz ya deteriorada, cerca de su demolición.

LA DEMOLICIÓN DEL TEMPLO PARA AMPLIAR LA CALLE MORELOS
De acuerdo con Don Luis Velasco, el templo de La Cruz fue demolido el 2 de junio de 1934, con motivo de la introducción del drenaje de la ciudad, la ampliación de la calle Morelos y para darle mejor vista a la zona comercial del Mercado Morelos. La leyenda urbana agrega que fue también para darle mejor vista a el negocio comercial La Balanza. Esto sucedió en la administración del gobernador Melchor Ortega y la administración municipal de Juan Yépez.
El rumor de la demolición se conoció antes de los hechos, por lo que muchos celayenses se inconformaron y acudieron a las autoridades de Hacienda y de Bienes Nacionales, pero no les hicieron caso, según el periódico El Informador, que cita el historiador Martínez Álvarez. La demolición se realizó en la noche para evitar la oposición de la gente.
El Historiador Rafael Soldara, por su parte, señala que, a raíz de las Leyes de Reforma, el templo se encontraba abandonado y muy deteriorado.


CELAYA, GTO.- Muy modesto el actual templo de La Cruz en comparación al que se construyó a finales del siglo XVII y se demolió en los años 30 del siglo XX.

NUEVO TEMPLO EN CELAYA
A raíz de este hecho, la jerarquía eclesiástica procuró subsanar el daño construyendo uno nuevo en un terreno que donó la familia Vázquez Mellado, en el edificio que era parte de “La Bética”. El nuevo templo de la Cruz se inauguró en 1953.
En la desaparición de la fiesta influyó la Guerra de Independencia y la demolición del templo en 1934. Desde entonces, Celaya perdió no sólo un referente popular de tradición, de su toponimia urbana, sino también parte de su esplendor arquitectónico.
TESTIMONIO FOTOGRÁFICO EN LA FOTOTECA NACIONAL, DEL INAH
En la Fototeca Nacional del INAH se encuentran una colección de fotografías de Guillermo Kahlo, que dan cuenta de sus arquitectura, decoración arquitectónica, decoración y ornamentación religiosa, arte y simbolismo cristiano, pintura de caballete, artes plásticas, escultura, imágenes religiosas, mobiliario y accesorios religiosos, publicadas en Mediateca INAH. (https://www.mediateca.inah.gob.mx/islandora_74/islandora/search/catch_all_fields_mt%3A(templo%20de%20la%20Cruz%20en%20Celaya).



LA VALLE DE LA CRUZ Y MESONES
La “calle de la Cruz y mesones” fue popular desde el siglo XIX. De acuerdo con el escritor José Antonio Martínez Álvarez, en su libro “Celaya, su centro histórico”, el nombre hacía referencia a la proximidad del Templo de la Cruz y a los mesones instalados a lo largo del Camino Real empedrado. Los mesones eran refugios o descansos que ocupaban generalmente los comerciantes que transportaban mercancías utilizando bestias.

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